
Aunque limpiemos nuestra piel todos los días, siempre quedan restos que exigen un tratamiento más profundo. La limpieza facial profesional no es un sistema para parecer más joven; su objetivo es limpiar y oxigenar la piel en profundidad, eliminar células muertas, poros negros, espinillas y tonificar los músculos de la cara gracias a los masajes.
Una limpieza facial puede durar entre 50' y 1h 30'. La básica tiene tres partes distintas; limpieza propiamente dicha, masaje tonificante e hidratación y nutrición, para ello se aplican distintos productos que limpian la parte superficial de la cara. A continuación se abren los poros mediante vapor para drenar las impurezas gracias a productos especiales. Cada piel (seca, grasa o mixta) necesitará un tipo de producto distinto.
Resultados: Una vez terminada la limpieza facial, la piel está preparada para aprovechar al máximo las propiedades de los cosméticos que usamos a diario. Con ella, hidratamos, eliminamos toxinas, se reduce el acné (menos poros obstruidos) relajamos y mejoramos la circulación de la cara, ganando en tersura y elasticidad. La acción preventiva es indispensable y permite retrasar el proceso del envejecimiento.